29 abril, 2011

Salmo 111: El Señor alimenta a los que le temen

     Introducción
Dios estableció un Nuevo Pacto entre Él y los hombres a través del sacrificio de Cristo y su resurrección de entre los muertos. Esto celebramos en la Pascua. Los beneficios de su obra salvadora los recibimos por los medios de gracia (la Palabra de Dios, el Bautismo, la Santa Cena). En el Salmo 111, se nos recuerda que la Santa Cena es un medio de salvación, porque en ella Cristo mismo se entrega en cuerpo y sangre, para que recibamos el perdón de los pecados mediante la fe, es decir, como un don y regalo, sin necesidad de obras nuestras. Esta obra es una “maravilla” (v. 4a) del Señor, un milagro, que él instituyó para ser recordado, y que recibimos por ser parte de su pueblo, la Iglesia. Pues dice: “Ha hecho sus maravillas para ser recordadas: ¡clemente y compasivo es el Señor! Ha dado alimento a los que le temen: recordará su Pacto para siempre” (Salmo 111:4-5).

Salmo 111: la obra de Dios mediante la Santa Cena
“¿Qué beneficios confiere el comer y beber así?
Estos beneficios los enseñan las palabras: “Dado y derramada por vosotros para remisión de los pecados”; a saber, que en la Santa Cena se nos da por estas palabras remisión [perdón] de los pecados, vida y salvación. Porque donde hay remisión de los pecados, allí hay también vida y salvación” (Libro de Concordia: Catecismo Menor art. VI, § 9-10, p. 366).

23 abril, 2011

Apocalipsis: un bosquejo de la revelación de Jesús

El presente artículo muestra las tres secciones del Apocalipsis: la introducción, las seis visiones y la visión final del cielo. Entender dónde cada sección encaja en el Apocalipsis es como poner bien las piezas de un rompecabezas. Ya que han surgido varias interpretaciones erradas de este libro, presentamos al lector sencillo un bosquejo que hace honor al propósito del apóstol Juan con este libro: brindar consuelo en medio del sufrimiento, y paz en medio de las tormentas de la vida.





I. Introducción: llamado al arrepentimiento 
A. 1:1-8 – Prólogo: la promesa de la inminente venida de Cristo.  
B. 1:9-3:22 – Jesús ordena a Juan llamar al arrepentimiento a las siete iglesias.  
C. 4:1-5:14 – Adoración gloriosa en las cortes celestiales de Dios.

    18 abril, 2011

    Lady Gaga - single "Judas"


    Contestación a un amigo sobre el single de Lady Gaga "Judas".
    Pueden verlo en: http://www.youtube.com/watch?v=wagn8Wrmzuc (link actualizado)

    ¿Quieres mi comentario del single de Lady Gaga? Ella dice literalmente que Judas, su amado, es satán. Por lo tanto, toda interpretación alegórica queda descartada por la misma Lady Gaga. Pasemos a la interpretación literal .(¡Nunca imaginé que llegaría el día que haría exégesis de textos herejes! Realmente, nuestro santo debería ser san Ireneo de Lyon, cual patrono de los intérpretes de la fe).

    Primero: Esta mina está revolcada en el lodo, y desde el lodo canta a su amado. Queda demostrado lo que dice el Catecismo Menor: ¡Lady Gaga no puede creer en Jesucristo nuestro Señor, ni venir a él, a menos que el Espíritu de Dios la convierta por el evangelio! ¡Gracias a Dios por su don indescriptible en Cristo Jesús, que nos rescató del lodo del pecado y nos lavó con su sangre preciosa en el bautismo!

    Segundo: Históricamente la música ha sido una de las principales expresiones culturales por las cuales manifestar tanto la aversión a Dios como la devoción a Dios y su santa Palabra. Lady Gaga no podía ser la excepción. Ella dice de una manera aceptable públicamente lo que de otro modo sería repudiado públicamente. Ante cualquier crítica, ella podría decir: es sólo música, no constituye un ataque al cristianismo.

    05 abril, 2011

    Cristo, refugio y fortaleza de los oprimidos



    Salmo 59
    Cierta vez visitamos a una señora mayor en un asilo de ancianos. Estaba recostada sobre su cama, y padecía dolores en su cuerpo. Se la notaba muy mal. De pronto, en cierto momento juntó las manos y comenzó a repetir vez tras vez: “Dios es amor”. Nos quedamos parados en silencio, sin saber qué decir o qué hacer. Con el transcurrir del tiempo, varias veces me pregunté qué habría dicho yo en una situación semejante. Qué pensamientos tendría sobre Dios si hubiera sido yo el que estuviera padeciendo.

    En el Salmo 59 es David el que está siendo acosado. Está padeciendo otro tipo de sufrimiento, pero no por ello menos doloroso. David sabe que cuenta con el favor de Dios. También sabe que esos momentos que le tocan vivir no se deben por algún pecado que cometió. Dice: “Sálvame de los hombres sanguinarios… hombres feroces me atacan, pero no es por mi transgresión, ni por mi pecado. Sin culpa mía, corren y se preparan contra mí. Despierta [Dios] para ayudarme” (Sal. 59:2b, 3b-4). Sin embargo, esto no dice nada especialmente importante sobre David. En realidad, dice mucho de Dios. ¿Qué dice sobre Dios? Que el padecimiento en este caso no es señal de su ira, sino de su gracia.

    ¿Cómo puede ser esto? “Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”… en Él. Dios se torna presente y significativo en situaciones difíciles de la vida a través de las buenas nuevas del Evangelio. A través de las pruebas, él somete a nuestro viejo hombre, lo mortifica, y fortalece nuestra fe en el consuelo de su gracia. Dios se vale del acoso de sus enemigos contra nosotros para hacer su obra propia en nosotros: llevarnos al refugio seguro de su paternal corazón, unirnos con él. Y todo esto lo realiza el Espíritu Santo, mediante la  Palabra de Dios y la fe, que nos trae a Cristo, y nosotros somos llevados a Él, quien de este modo se torna nuestro escudo y fortaleza.

    Pero, ¿escudo y fortaleza contra qué cosas, contra qué enemigo? Dice el rey David: escudo contra “los perros”. Cristo expuso su vida por nosotros, a fin de protegernos de la mordida de los perros. Ellos fueron quienes le arrancaron los vestidos, quienes lo azotaron, quienes lo crucificaron en la cruz. Como dice el Salmo 22:16-17a, “Porque perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malhechores; me horadaron las manos y los pies. Puedo contar todos mis huesos”. Y todo esto, Cristo lo hizo por amor de nosotros, y para nuestra salvación, a fin de que tengamos el perdón de los pecados, y la vida eterna.

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