Introducción
Dios estableció un Nuevo Pacto entre Él y los hombres a través del sacrificio de Cristo y su resurrección de entre los muertos. Esto celebramos en la Pascua. Los beneficios de su obra salvadora los recibimos por los medios de gracia (la Palabra de Dios, el Bautismo, la Santa Cena). En el Salmo 111, se nos recuerda que la Santa Cena es un medio de salvación, porque en ella Cristo mismo se entrega en cuerpo y sangre, para que recibamos el perdón de los pecados mediante la fe, es decir, como un don y regalo, sin necesidad de obras nuestras. Esta obra es una “maravilla” (v. 4a) del Señor, un milagro, que él instituyó para ser recordado, y que recibimos por ser parte de su pueblo, la Iglesia. Pues dice: “Ha hecho sus maravillas para ser recordadas: ¡clemente y compasivo es el Señor! Ha dado alimento a los que le temen: recordará su Pacto para siempre” (Salmo 111:4-5).
Salmo 111: la obra de Dios mediante la Santa Cena
“¿Qué beneficios confiere el comer y beber así?
Estos beneficios los enseñan las palabras: “Dado y derramada por vosotros para remisión de los pecados”; a saber, que en la Santa Cena se nos da por estas palabras remisión [perdón] de los pecados, vida y salvación. Porque donde hay remisión de los pecados, allí hay también vida y salvación” (Libro de Concordia: Catecismo Menor art. VI, § 9-10, p. 366).
Estos beneficios los enseñan las palabras: “Dado y derramada por vosotros para remisión de los pecados”; a saber, que en la Santa Cena se nos da por estas palabras remisión [perdón] de los pecados, vida y salvación. Porque donde hay remisión de los pecados, allí hay también vida y salvación” (Libro de Concordia: Catecismo Menor art. VI, § 9-10, p. 366).