El juicio de Dios para quienes rechazan a Cristo. Cristo dijo que el Espíritu Santo convence al mundo no solamente acerca de lo que es pecado y de lo que es la justicia que vale ante Dios, sino que también convence del juicio o veredicto de Dios acerca del mundo. Dice Cristo: "Ya está aquí el juicio de este mundo: ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. Y Yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a Mí mismo. Él decía esto para indicar la clase de muerte que iba a morir” (Juan 12:31-33). El veredicto o la sentencia de Dios sobre el mundo, fue salvarlo y perdonarlo mediante la cruz de Cristo.
Allí, en la cruz, Dios ejecutó su sentencia: Cristo, el justo e inocente, murió por los pecadores, por la humanidad culpable, a fin de conseguirle la paz. Por eso dice Cristo: “Si alguno oye Mis palabras y no las guarda, Yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que Me rechaza y no recibe Mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, ésa lo juzgará en el día final” (Juan 12:47-78).
Frente al amor y la compasión de Dios demostrados en la cruz, quien se niega a ver y recibir tal perdón, se condena por su propia culpa, no por el deseo de Dios. Como está escrito: “Este es el juicio: que la Luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la Luz, pues sus acciones eran malas” (Juan 3:19). Pero Cristo invita a todos a la fe en él, cuando dice: “Mientras tienen la Luz, crean en la Luz, para que sean hijos de la Luz” (Juan 12:36).