22 mayo, 2019

Game of thrones y desnudo artístico: ¿pornografía o arte?





¿Cómo clasificarías la famosa escultura en que Miguel Ángel retrata el héroe bíblico David, completamente desnudo: arte o pornografía? ¿Y las escenas hot de la serie Game Of Thrones? ¿Pornografía o arte?

La desnudez ha sido usada en expresiones artística a lo largo de la historia, en pinturas, esculturas, obras de teatro y últimamente en películas, novelas y series de televisión. 
Ahora bien, ¿se puede decir que toda exposición de desnudes es pornografía?

¿Cómo definir qué es pornografía?

Si buscamos el significado vemos que una definición para pornografía es: “Obra literaria, artística, cinematográfica, etc., que describe, presenta o muestra actos sexuales de forma explícita con la finalidad de excitar sexualmente.” Por lo tanto, para decir si un contenido es o no pornografía, hay que analizar tres factores: el contenido en sí, el propósito para el cual fue creado, y la reacción que causa en el consumidor. 

De esta manera, puede ser que para ti una fotografía que muestra los pechos puede ser considerado pornografía, porque te causa un estímulo sexual, mientras que para otra persona no suceda lo mismo. Sin hablar que no siempre tenemos como saber si ese contenido fue creado con ese objetivo. Entonces puede ser que el desnudo artístico en una obra de teatro o en una serie de televisión sea como pornografía para algunas personas, y para otras no.
 
Como te das cuenta, definir pornografía no es algo sencillo. Piense en muchas propagandas y programas de televisión que pasan en el horario “familiar” de las tardes de domingo en nuestro televisor, utilizan la exposición del cuerpo humano que sin dudar serian consideradas pornográficas para ciudadanos comunes de una o dos generaciones atrás. 
La mayor dificultad con este tema es que la definición de los términos puede limitar la comprensión de los hechos. Y los hechos más importantes, que no deben ser pasados por alto, pueden ser expuestos mediantes estos tres puntos de vista:

El punto de vista del arte

El actor brasileño Pedro Cardoso, que quedó muy conocido por su personaje Agustín, en el programa televisivo "La gran familia", abordó ese asunto en su producción teatral "El hombre primitivo", y concedió algunas entrevistas que generaron gran repercusión. Para él, uno de los problemas con la desnudez en una expresión artística es que es el cuerpo que se presenta desnudo no es del personaje, sino del propio artista. Es suficiente con ver que cuando una actriz aparece semidesnuda en una novela, las noticias son que ella misma lo hizo, y no su personaje. Así, para Pedro, la imposibilidad de desvincular el cuerpo desnudo del artista debilita el discurso artístico y, por eso, se desafió a realizar su pieza de teatro para abordar la temática de la sexualidad, pero sin utilizar el artificio de la desnudez. Él dice: "Creo que la pornografía disfrazada nos lleva a la televisión y al cine; pero creo que la ausencia de ella llevará más". De hecho, su pieza tuvo gran repercusión y público. 

El punto de vista del ser humano que está detrás del personaje

Fíjense que Pedro Cardoso llama el desnudo artístico de pornografía disfrazada. Y no es despropositadamente que lo hace. Pedro dice que "existe una opresión terrible contra la mujer; y uno de los modos de esa opresión es que la mujer tiene que atender al interés sexual masculino; y una de las formas de atender es esa pornografía diluida". El problema es que, para atender ese interés, el costo es muy alto. Es la vida de una actriz que es destruida. La violencia psicológica y física que garantiza la desnudez en la inmensa mayoría de las producciones pornográficas es devastadora. Pedro añade: "He recibido muchos relatos de mucha cosa triste, de jóvenes actrices que abandonaron la profesión, porque al llegar para hacer una prueba para una película o una novela, se veían obligadas a desnudarse". Y "usted va a preguntar después, en el futuro, para las personas que proporcionaron sus cuerpos y su intimidad para esa industria, y encontrarás personas destruidas (...); la persona está destruida psicológicamente; eso es muy violento. Eso es una prostitución velada. Es muy violento. 

El punto de vista del espectador

Aunque no puedes conocer el propósito con que cada material que contenga desnudez fue producido, puedes evaluar los impactos que ese material le trae. ¿Ver determinada escena de una serie de televisión te hace sentir sexualmente estimulado? Entonces, por definición, para usted ese contenido es pornografía. Pero, ¿cuáles son los problemas de eso?

Puede que usted no se dé cuenta de los impactos inmediatamente, pero varias investigaciones y relatos muestran que la exposición a la pornografía afecta nuestro cerebro, transforma nuestras opiniones y comportamientos y también perjudica nuestras relaciones. El que consume pornografía presenta mayor propensión al desarrollo de vicios y depresión, aumento de problemas conyugales, del riesgo de divorcio y del interés por prácticas sexuales violentas o abusivas, puede enfrentar la hipofrontalidad (disturbios en la región prefrontal del adulto, el cerebro, que es responsable de evaluar impulsos y generar la toma de decisión), la desensibilización (disminución de interés y placer en actividades cotidianas) y tiene mayores riesgos de desarrollar disfunción eréctil. 

Quizás esos impactos puedan parecer posibilidades lejanas, y usted se pregunte si sólo algunas escenas más explícitas pueden causar los mismos efectos. Obviamente que no necesitamos distanciarnos de toda forma de expresión artística, pero, debido a la falta de una definición clara sobre lo que puede o no ser considerado pornografía, es importante considerar los puntos de vista mencionados, para adquirir mayor conciencia sobre los posibles impactos que la pornografía - en formas explícitas o sutiles - puede traer a su vida,y así tomar mejores decisiones sobre qué tipos de arte usted va a consumir. 

¿Qué puedes hacer?

¡Comparte este texto para que más personas puedan reflexionar sobre esta temática!

Escrito por Miguel Dolny - Brasil
Traducción: Jessica Heinemann
















16 mayo, 2019

¿Qué valor tiene Cristo en tu vida?

CRISTO ES TU VIDA


Si alguien preguntase a un verdadero cristiano qué valor tiene Cristo en su vida, la respuesta sin duda sería la que da el apóstol San Pablo en estas seis Palabras  "Para mí el vivir es Cristo", pronunciadas cerca de dos mil años. 

El artista que sus muchas horas en la compañía de su pintura y pincel y lienzo puede decir, "para mí el vivir es el arte". 
El músico que sólo piensa y sueña y habla sobre música puede decir "para mí el vivir es la música". En un sentido similar, pero inefablemente más sublime, el cristiano dice: "Para mí el vivir es Cristo".
En Cristo el cristiano encuentra la respuesta final a sus más grandes necesidades, la satisfaccion completa de sus profundos anhelo, la desaparición entera de sus más tenebrosos temores y el más rico cumplimiento de sus más altas aspiraciones. No nos maravilla, pues, de que diga: "Para mí el vivir es Cristo"
No hay bendición en su vida que halle su fundamento en Cristo. No importa a dónde vaya o adónde mire - si existe algo bueno, algo verdadero, algo que proporcione gozo permanente en la vida- reconoce que todo es una dádiva que ha recibido mediante la fe en Jesucristo, el Salvador de su alma. 
En Él, ante todo, encuentra el perdón completo para sus pecados. La Biblia dice "Cristo me amo, y se entregó a si mismo por mí". Le asegura: "La sangre de Jesucristo, el Hijo de Dios, nos limpia de todo pecado". Y le promete sin el menor requisito: "Para que todo aquel que en el cree, no se pierda, mas tenga vida eterna". Porque cree en estas promesas y ha recibida de Dios mismo la seguridad de que son verdaderas, puede pasar toda hora del día en la completa convicción de que está preparado para comparecer antes su Dios. Sus pecados han sido perdonados mediante la de en Jesucristo, su Señor.
El cristiano a recibido la seguridad de ese amor sin igual y de esa divina gracia, sublime y eternal. Por medio de Cristo ha entrado en una vida de tranquilidad, gozo y esperanza. 
Por medio de Cristo ha sido hecho hijo de Dios y heredero del cielo. Por eso puedes decir con el apóstol Pablo y con todos los cristianos de todos los siglos 《Cristo es mi vida》.Cristo es la vid, el creyente es el pámpano. El creyente está ligado a Cristo por una deuda de gratitud que toda la eternidad no puede pagar. Y Cristo está ligado al cristiano por un amor tan ilimitado que nadie jamás podrá sondear su profundidad.
En esa íntima e inseparable relación con Jesucristo, el hijo de Dios, lo que forma la fuente de su interno gozo y esperanza.
En esa íntima relación con Él ha hallado la única respuesta para los más profundos anhelos de su alma tales como perdón, paz, poder, provisión, compañerismo, esperanza, verdad, seguridad, gozo y el cielo. Y habiendo hallado éstos, ha hallado la vida - vida plena y libre; vida gloriosa y y triunfante; la vida de abundancia que Dios ha garantizado para aquellos que acuden a él mediante Jesucristo su Hijo. Experimenta lo que han experimentado millones de cristianos a saber que "si alguno está en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas" entre las cosas viejas que han pasado de su vida se haya en el pecado, la culpa y el temor, la incertidumbre la duda y la desesperación. Y entre las cosas nuevas que han entrado en su vida, se halla en la certidumbre del amor de Dios, de su guía y de su protección, de la eterna Comunión con Cristo y la indudable perspectiva de la vida eterna con Él en el cielo. No hay duda, pues, de que las cosas viejas pasaron y de que todas son hechas nuevas.
Sólo aquel que puede decir con el apóstol San Pablo "para mí el vivir es Cristo" puede completar la declaración según la pronunció primeramente San Pablo "y el morir es ganancia".

H. W. Gockel.



09 mayo, 2019

¿El Matrimonio es para siempre?


Mateo 19.3-12: “Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? El, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así. Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera. Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse. Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado. Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba.”

La durabilidad del matrimonio es un tema conflictivo, esto desde el día en que Adán y Eva se acusaron a la salida del paraíso (tu culpa, culpa de la serpiente, etc). No es de admirarse, por tanto, que la enseñanza de Jesús en Mateo 19 se haya dado en un contexto de tentación y conflicto. Los fariseos traen el asunto, pretendiendo encontrar alguna prueba en contra de Jesús. 

Jesús podría haber dicho: “¿Por qué me tientan? Fuera de aquí. Ya hablé sobre este asunto” (Mateo 5). Pero de las malas intenciones de algunos, otros se benefician. Los fariseos se fueron sin haber aprendido nada, pues ni querían aprender. Los discípulos, nosotros, aprendimos la lección. 
El contexto es de tentación. Había un contexto teológico, un debate en torno a la ley en Dt 24. Pero en términos históricos, un pronunciamiento respecto al divorcio era también algo que podía ser políticamente incorrecto y peligroso. Jesús estaba al otro lado del Jordán, en la región de Perea. Gobernada por Herodes Antipas (juntamente con Galilea). Este, el gobernador de Jesús, había recientemente, según el historiador Josefo, despachado a la princesa de los nabateos, hija de un rey vecino, para casarse con Herodías, que recientemente había abandonado, (y al parecer, divorciado) de Felipe, hermano del propio Herodes Antipas. (Deshacerse de la extranjera para casarse con su cuñada). De esta manera, decir cualquier cosa en contra del divorcio era involucrarse con la autoridad local. 
Crisóstomo tiene otra explicación, la cual no contradice a la anterior. Los fariseos sabían que Jesús no aprobaría el divorcio. Hicieron la pregunta, sabiendo que la respuesta de Jesús llevaría a una multitud de esposos trastornados a ponerse en contra de Jesús. Con abucheos, diríamos nosotros.
Para nosotros, Jesús ya debatió con los fariseos y dejó su respuesta en Mateo 19, la tentación es NO volver a hacer la pregunta. Sí, porque si volvemos preguntar y oír lo que no queremos oír, y contaremos la respuesta a otros, seremos criticados. Podríamos ser reprobados. Por esto, la tentación es silenciar. Ignorando el asunto, quedaremos como más “compasivos” y blandos que Jesús y las personas nos admiraran por nuestra actitud liberal. 
Pero la pregunta sobre el divorcio fue hecha y continua siendo hecha. Y la respuesta lastima. Primero, porque nos deja en la condición de mal lectores. Jesús dice: ¿nunca han leído …? Y cita a Génesis, donde dice que el matrimonio es para siempre. La respuesta lastima, porque diagnostica el mal de “esclerocardía”, un mal muy antiguo, que en lenguaje popular significa “la dureza del corazón” y nos hace transformar la afirmación en una pregunta: ¿esto de que el matrimonio es para siempre, es en serio? La respuesta duele, y Jesús mismo dice que duele. Él dice que esta enseñanza no es para todos, quien sea capaz de recibir esto, que lo reciba. 
1. Jesús cita el Génesis (2.24) y reafirma el ideal previsto por el Creador en el principio. Jesús no empieza debatiendo sobre el divorcio, sino reafirmando el matrimonio. El Creador, desde el principio, los hizo hombre y mujer. Nosotros conocemos el texto y sabemos la importancia que tiene, ser macho o hembra no es un accidente en el camino o un castigo por el pecado, es el plan original de Dios. Pero hay una dimensión en este texto que no siempre tenemos en cuenta. Quien la advirtió fue Crisóstomo. El observa que, si hubiese sido del agrado de Dios que el hombre repudiase a una mujer y tomase otra, al crear al ser humano, allá en el Jardín, habría creado varias mujeres. Pero El creo solo una. 
También se puede resaltar que, además de decir que el hombre se unirá a su mujer, dando a entender que ya no podían ser separados, el texto resalta todavía más esa unión indisoluble, dice: “y serán una sola carne”. Obviamente “una sola carne” no se limita a la dimensión carnal, física o sexual. Pero de cierta forma, ella se inicia allí y siempre otra vez pasa por ella. Marido y mujer: una sola carne. Muchas veces se escucha que el vínculo más fuerte que puede existir en dos personas es el vínculo entre una madre y su hijo. Existe uno más fuerte y profundo que este: el vínculo entre marido y mujer. “La unión sexual entre el hombre y la mujer va más allá de la conexión biológica que existe entre padres e hijos. Marido y mujer son una sola carne no solo cuando hacen el amor, a intervalos. El vínculo que Dios formo entre ellos es tan permanente que, aun después de un divorcio permitido por ley, el vínculo continua. Y esto no solamente mediante los hijos. Después que somos conocidos y nos damos a conocer a otra persona, haciéndonos una sola carne con ella, no hay como deshacer ese conocimiento. No es posible desconocer. El vínculo permanece” 
Quizá esto ayude a explicar por qué la Biblia, y la teología cristiana juntamente, dan un destaque especial a la cuestión de la sexualidad. Hay quien dice que la iglesia hace de cuenta que el octavo mandamiento no existe, maximiza el sexto, y convive bien con los ocho restantes. Pero esto tiene su razón de ser, y se explica mediante el misterios, de ese “y serán una sola carne” que viene del Génesis. ¿Y el matrimonio dura hasta cuándo? El matrimonio dura para siempre, pero no es eterno. El amor, si es eterno. Lo que Dios unió, si se puede separar. Y Él lo hace a través de la muerte. Mors sola. Solamente la muerte. Las Escrituras no enseñan esto explícitamente en un contexto de matrimonio. Pero deja en claro que en la eternidad no se casaran ni se darán en casamiento. En este punto rechazamos la interpretación de los mormones.

2. Volviendo al texto, Jesús, por decirlo así, hace una afirmación, con énfasis: el casamiento es para siempre. Que nadie separe lo que Dios unió. Nuestra tendencia es tomar parte con los fariseos, al fin y al cabo tenemos la misma esclerosis del corazón de la cual ellos sufrían, y queremos transformar la afirmación de Jesús en una pregunta: ¿el casamiento es para siempre? Y aún inventamos base bíblica. Los fariseos usaron el pasaje de Dt 24. Nosotros a lo mejor, argumentamos que el propio Jesús, predijo una excepción, la famosa “cláusula de excepción”: a no ser en caso de adulterio, o entonces, no siendo causado por relaciones sexuales ilícitas. Pero no se puede hacer énfasis a aquello que dentro del texto en su contexto, no tiene énfasis. Lo que Jesús está queriendo, aun dejando cierta posibilidad, es excluir todas las otras posibilidades (el amor se terminó, ronca demasiado, me casé muy joven, etc) no es legítimo. 

3. Jesús parece ignorar la dura realidad de la vida. ¿Quién no conoce a una persona divorciada? ¿y quién no conoce a una persona que se casó con una persona divorciada? Jesús parece fuera de la realidad. Así, frente a esa posibilidad de una “virtual poligamia resultante de divorcios ilícitos” (Martin Franzmann), los discípulos, que ahora entran en la escena, preguntan si la mejor opción no sería radicalizar de una vez. “Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse”. Ya que no existe la opción del divorcio fácil, y frente al peligro de “una vez casado, casado para siempre”, celibato para todos. Pero Jesús no pone la reacción inoportuna de los discípulos por encima de la intención original del Creador. Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado. Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba.” 

¿Alguien ya predicó este texto? ¿Alguien ya escuchó un sermón o estudio sobre este texto? Es difícil encontrar. Es un texto que solo aparece aquí, en Mateo. Y no es un texto fácil. Habla sobre tres grupos de eunucos. Eunucos son hombres castrados. (Aparecen aquí, y en la historia del eunuco etíope en Hechos 8). ¿Es posible que Jesús entendiera el consejo de los discípulos de no casarse, en el sentido de castrar? ¿Está cambiando de asunto? No necesariamente. Jesús dice que algunos no se casan porque tienen ese don de nacimiento, otros no se casan porque fueron mutilados por la brutalidad humana (algo más inusual en nuestros días) y otros que se hicieron eunucos por causa del reino de Dios. A 1500 años atrás, en una época en que el ideal de la vida monástica empezaba a florecer, Crisóstomo dijo que cortar un miembro no logra calmar los instintos, solo la razón consigue esto. Luego, hacerse eunuco es una cuestión de mentalidad. Es liberarse de los malos pensamientos, dice Crisóstomo. Y no es suficiente con una cirugía, tampoco basta con tener pensamiento positivo, esto es un don. Es solamente para los que les fue dado. ¿Pero que tiene que ver esto con matrimonio y divorcio? Lo siguiente: si el matrimonio es deshecho por un divorcio ilegitimo, aunque de acuerdo con la ley, la opción del discípulo y la discípula es “hacerse eunuco por causa del reino de los cielos”. Como dice un expositor bíblico, el texto de Mateo no permite al hombre casarse de nuevo. ¿Quién acepta eso? ¿Quién enseña eso? ¿Quién tiene el coraje de enfrentar burlas por decir esto en una discusión respecto al matrimonio y el divorcio? Duro es este discurso. ¿Es posible que Jesús no se diera cuenta? Por supuesto que sí. Él dice: El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba.”
¡Y como nos duele! Es ley, dura ley. Discurso durísimo. Pero es necesario que sea enseñado, especialmente a las nuevas generaciones. ¿Qué vamos a decir a nuestros hijos en una época en que el matrimonio es considera como hecho en fabrica, con airbag de divorcio instalado, en el volante y a la derecha, esto es como una válvula de escape tanto para el uno como para el otro? ¿Nos vamos a callar? Claro que no. No podemos dejar de advertir contra futuros divorcios, solo por miedo a ofender los que son personajes de divorcios del pasado. El pasado que nos inspira en este caso no es nuestro pasado más reciente, tampoco la realidad del tiempo de Moisés, y sí la intención original del Creador. 
Nuestros hijos necesitan saber que la opción de amar en días buenos y malos hasta que algo más interesante aparezca no existe. Ellos necesitan aprender, como escribe Stephen Kanitz, que de vez en cuando es bueno casarse de nuevo, pero siempre con el mismo par. Hablar sobre matrimonio y su carácter permanente es anunciar la ley. Y la ley de Dios debe tener un recorrido libre.
Querer suavizar las palabras de Jesús pensando que vamos a llegar al Evangelio, es solamente un liberalismo que no llega a ser evangelio. Mezclar evangelio aquí, es crear “lelangelio” que sigue siendo ley. Y estos asuntos sobre matrimonio nos dejan en la esfera de la creación de Dios, donde domina la ley. Y la ley necesita ser escuchada como ley. La ley necesita ser predicada y oída, porque tenemos la tendencia de suponer que nada serio sucedió o está sucediendo. En lugar de admitir que estamos equivocados, hacemos de cuenta que no hay ningún problema y seguimos adelante. Sin embargo, habiendo fracasos, y los hay, y habiendo arrepentimiento verdadero, lo que es muy diferente, del pecar de forma consciente, sabiendo que de todas maneras el perdón está garantizado. Jesús mediante su ministro, puede anunciar todavía hoy el “ni yo te condeno” que la mujer adúltera de Juan 8 tuvo la dicha de oír. Pero este “yo tampoco te condeno” solo será dulce y consolador cuando sea la última palabra, en el sentido de venir por fin y ser definitiva. El casamiento es para siempre. 

¿El casamiento es para siempre?
¡El casamiento es para siempre!


Autor: Rev. Vilson Scholz
Traducción: Jessica Heinemann

07 mayo, 2019

EL OFICIO DE PASTOR CRISTIANO

Sermón del 3º Domingo de Pascua


(Juan 10:11-16)


"Yo soy el Buen Pastor; el Buen Pastor su vida da por las ovejas. Mas el asalariado, y que no es el Pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. Yo soy el Buen Pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un Pastor".

INTRODUCCIÓN

Jesús, el Hijo de Dios y descendiente humano del rey David, es el Buen Pastor. Así que: "Jehová es mi pastor; nada me faltará" (Sal. 23:1). Jesús es mi pastor. "Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas" (Is. 40:11).


CRISTO, EL BUEN PASTOR DE LA IGLESIA

Jesús es el Buen Pastor de su rebaño, que es la iglesia. "Gracias a Dios, un niño de siete años sabe qué es la iglesia, es decir, los santos, los creyentes, y 'el rebaño que escucha la voz de su Pastor'" (FC DS, art. X:19). Gracias a Dios, sabemos qué es la iglesia, el rebaño de ovejas que conocen a Jesús, como el Buen Pastor que da su vida por las ovejas. A pesar de que el Lobo, que es el diablo, intenta arrebatar y dispersar a las ovejas, y hace fiesta cuando el asalariado, es decir, los falsos pastores, huyen y dejan solas a las ovejas sin el evangelio y sin los sacramentos; sin embargo Jesús en persona cuida de sus ovejas y no las desampara: "Yo soy el Buen Pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas" (Jn. 10:15-16).
Son las palabra de Cristo, el Buen Pastor, las que "fortalecen nuestra fe y nos hacen seguros de nuestra salvación" (FC DS, art. XI:12). Como él mismo les promete: "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano" (Jn. 10:27-28).

EL OFICIO PASTORAL, DON DE CRISTO PARA LA IGLESIA

Cristo, nuestro Buen Pastor, hizo la obra de la Reforma de su iglesia, hace ya quinientos años. Y lo hizo por medio de un pastor y maestro llamado Martín Lutero. Gracias a esta obra de Dios, es que "nuestras iglesias están ahora iluminadas y provistas por la gracia de Dios con la Palabra pura y el recto uso de los sacramentos" (AE, prólogo, § 10).
En la vida de la iglesia, esto significa que "dondequiera existe la iglesia, allí también existe el derecho de administrar el evangelio. Por lo cual, es necesario para la iglesia retener el derecho de llamar, elegir y ordenar ministros [pastores]. Este derecho es un don divino dado exclusivamente a la iglesia, y ninguna autoridad humana puede quitárselo a la iglesia, como también san Pablo lo testifica a los efesios cuando dice: 'Cuando Él subió al cielo, dio dones a los hombres' (Ef. 4:8). Y enumera a pastores y maestros entre los dones que especialmente pertenecen a la iglesia, y añade que son dados para la obra del ministerio [de la Palabra] y para la edificación del cuerpo de Cristo (Ef. 4:11-12). Por ende, dondequiera que hay una verdadera iglesia, allí existe también necesariamente el derecho de elegir y ordenar ministros" (Tr., § 67, 68).
En la práctica, también esto significa que "las congregaciones cristianas han de cuidarse de no descartar el oficio espiritual (el oficio pastoral), ni permitir que sea usurpado por gente irresponsable o por tiranos eclesiásticos o mundanos, sino que siempre deben investir de ese oficio a hombres capaces, fieles y piadosos, hasta la segunda venida del Señor" (Mueller, Doctrina Cristiana, pp. 381-383). Por eso, como cristianos, como ovejas de Cristo, debemos: "a) esforzamos por ser y permanecer miembros [comprometidos, consagrados] de la iglesia cristiana; b) y por eso, adherirnos a la iglesia de la Palabra y confesión de la fe genuina; c) contribuir a su sostén y extensión según nuestros medios; d) evitar todas las iglesias falsas (sectas)" (Catecismo Menor: Exposición Breve, preg. 193). Porque Jesús lo dice: "Yo soy el Buen Pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen". Conocer a Cristo implica, como cristianos, primero conocer la doctrina de Cristo, y en consecuencia, vivir como Cristo espera que vivamos, es decir, en comunidad, junto a otros cristianos, que tienen el mismo evangelio y los mismos sacramentos.

EL OFICIO PASTORAL, INSTITUIDO POR CRISTO PARA LA IGLESIA

Por esa razón es que Cristo, el Buen Pastor, instituye en la iglesia el Ministerio de la Palabra, para enseñar el verdadero evangelio y administrar los verdaderos sacramentos. Y "Cristo exige que los predicadores enseñen de tal modo que mediante la palabra de ellos Él mismo sea oído: 'El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió' (Lc. 10:16). Por lo tanto, Cristo quiere que sea oída la voz de Él, la Palabra de Él, y no las tradiciones humanas. [...] El ministro no tiene, pues, ningún poder o jurisdicción alguna (iure divino) fuera de su llamado y oficio. Su autoridad se limita al Oficio de las Llaves (potestas clavium)" (Mueller, Doctrina Cristiana, p. 389). Es decir, pastorear la iglesia usando nada más que la Palabra de Dios, enseñándola en forma de Ley y de Evangelio, y administrando el Bautismo y la Cena del Señor tal como Jesús mismo los instituyó. Como bien señala san Pablo, con respecto a él mismo y a los pastores que vendrán después de los apóstoles: "Téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios" (1 Co. 4:1). Esta es la mejor definición de pastor cristiano que hay en la Biblia.
Por tal motivo, no debemos despreciar el oficio de pastor cristiano, sino tenerlo en alta estima, en especial entre los jóvenes, a los cuales Cristo llama a ser pastores y maestros de su iglesia. "Lutero dice: 'El oficio de predicar el Evangelio es por cierto el mayor de todos; pues es el verdadero oficio apostólico, que sirve de fundamento a todos los demás [en la iglesia], para que sobre él se edifiquen todos los otros, como por ejemplo, el oficio de maestros'... [Son los pastores los] que han de cuidar de todos los demás oficios a fin de que [por ejemplo] los maestros se ocupen en lo que enseñan y no sean negligentes y que los diáconos [miembros de Comisión Directiva] puedan manejar los dones y no sean indolentes [insensibles, flojos]" (Mueller, Doctrina Cristiana, p. 390).
Por esa razón, "el oficio del ministro [o pastor] cristiano ha sido instituido y ordenado por Dios. [En la iglesia del Nuevo Testamento] se pusieron ancianos, u obispos [o pastores], a cargo de las diferentes iglesias, porque Dios había ordenado que se constituyeran estos ministros o pastores para: a) mirar por todo el rebaño y apacentar la Iglesia del Señor (Hch. 20:28-31); b) gobernar bien y trabajar en predicar y enseñar (1 Ti. 5:17); c) trabajar entre los hermanos, presidir sobre ellos en el Señor y amonestarlos (1 Ts. 5:12-13); d) velar por sus almas, como los que han de dar cuenta a Dios (Heb. 13:17). Por consiguiente, no es asunto de opción para los cristianos organizar iglesias locales y establecer el oficio ministerial [o pastoral], sino que es un deber hacerlo, porque Cristo lo ha mandado y ordenado así" (Mueller, Doctrina Cristiana, pp. 381-382).

EL OFICIO PASTORAL EN LA IGLESIA DEL NUEVO TESTAMENTO

El ejemplo de la Iglesia del Nuevo Testamento sirve como ilustración de lo que venimos diciendo. "San Pablo, después de haber establecido iglesias cristianas en la isla de Creta, mandó que Tito ordenara ancianos, llamados obispos, en cada ciudad, esto es, en toda ciudad donde existían iglesias locales: '5 Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé... 7 Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, 8 sino hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo, 9 retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen' (Tito 1:5, 7-9). Y en otra ocasión, Pablo y Bernabé, después de haber establecido iglesias locales en Asia Menor en su primer viaje misionero, al regresar 'constituyeron ancianos en cada iglesia y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído' (Hch. 14:23). A los ancianos [o pastores] así ordenados se les mandó expresamente cuidar de la iglesia de Dios (1 Ti. 3:5); mirar por ellos mismos y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo los había puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre (Hch. 20:28); velar... y amonestar de día y noche a cada uno (Hch. 20:31); 'no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey' (1 Pe. 5:3). En resumen, debían servir en sus congregaciones como pastores llamados por Dios. Por consiguiente, afirmamos correctamente que el oficio del ministerio cristiano existe por ordenanza o mandato divino. [...] Así que siempre ha de regir la siguiente regla divina: Dondequiera que se encuentren verdaderos creyentes, allí estos deben formar y sostener congregaciones locales; al mismo tiempo, en cumplimiento a la voluntad divina, estas congregaciones deben llamar pastores o ministros, para que en nombre de la congregación prediquen el Evangelio y administren los Sacramentos, es decir, para que en nombre de la congregación ejerzan el Oficio de las Llaves. Es claro que el oficio del ministro [pastor] cristiano no está en oposición al sacerdocio espiritual de todos los creyentes, pues éstos, como sacerdotes espirituales, [también] tienen el deber de promulgar el Evangelio por todo el mundo (1 Pe. 2:9)" (Mueller, Doctrina Cristiana, pp. 379-380).

¿HASTA DÓNDE DEBE OBEDECER LA IGLESIA A SUS PASTORES?

"Puesto que el oficio pastoral es el ministerio de la Palabra divina (ministerium Verbi et sacramentorum, potestas clavium), todos los creyentes tienen el deber de obedecer a sus pastores como a Dios mismo (Heb. 13:17; Lc.10:16). En tanto que los pastores permanezcan fieles ministros de la Palabra, su autoridad es tan indisputables como la de la Palabra divina. Pero tan pronto como se apartan de la Palabra y enseñan mandamientos de hombres, pierden toda su autoridad, y sus feligreses deben rehusar obedecerles por razones de conciencia (Mt. 23:8; Ro.16:17). [Además,] en lo que respecta a cosas indiferentes, es decir, cosas que la Palabra de Dios ni ordena ni prohíbe, no es el ministro quien debe pronunciar la palabra decisiva, sino toda la congregación por consentimiento unánime" (Mueller, Doctrina Cristiana, p. 389).

CONCLUSIÓN

Aunque merece ser tenido en alta estima en la iglesia, "el oficio pastoral no debe considerarse como cierta especie de medio de gracia, absolutamente necesario para la salvación del hombre, como si nadie pudiese llegar a la fe y recibir la remisión de los pecados sin atenerse al servicio de un pastor ordenado. Esta necesidad absoluta se aplica únicamente al uso de la Palabra de Dios, y en particular al del Evangelio de Cristo, sin el cual nadie se salva" (Mueller, Doctrina Cristiana, p. 383). Como él le promete a sus ovejas: "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna" (Jn. 10:27-28). Amén.

Rev. Adrián Correnti.

Lo más buscado